31 octubre 2023

Antonia Arrobas y Pérez y el Instituto de Segunda Enseñanza de la provincia de Huelva

ANTONIA ARROBAS Y PÉREZ

y el Instituto de Segunda Enseñanza de la provincia de Huelva

Juan Antonio González Márquez

(Agradecimiento a Joaquín Sama Naharro)


Artículo de la revista Neonuba, la revista del Ateneo de Huelva, nº 2 de diciembre de 2021



Muchas son las maneras en la que los pensadores y filósofos se han referido históricamente a las categorías. Sin ellas, sin su uso o sin la demolición de las mismas no hay verdadero pensar. Son como las reglas del juego o las redes que nos permiten captar, comprender y vertebrar la realidad. Por lealdad con el pensamiento español nos vamos a embarcar en un juego hermenéutico que, aunque convertido en tópico estudiantil, aún muestra un enorme potencial en la comprensión de los fenómenos vitales, siendo la clave de la razón histórica enunciada por José Ortega y Gasset: en la articulación dinámica del "yo" y de lo que no es el "yo", lo "otro" que es nuestra "circunstancia" y en la tarea de la "salvación" de las mismas se desenvuelve esa razón histórica que se declina finalmente como razón biográfica.

Es el juego del "yo" y sus "circunstancias", pues el "yo" siempre se encuentra en un mundo ocupándose de algún menester, y ese menester siempre alberga una finalidad y esa vida siempre es problema; con ella y con éstos la vida es anticipación y proyecto en la que nos es dado decidir, pues las circunstancias abren un mundo de posibilidades, aunque no infinitas, que cabalgan entre la limitación y la holgura, en un horizonte vital que está más acá de la indeterminación y la determinación absoluta, pues sólo vivimos históricamente en la circunstancia que nos toca, sobre la que operamos y en la que nos hacemos con los otros, interpretándola desde una perspectiva.


Juan Antonio González Márquez

El "yo" del que pretendemos dar cuenta es el de Antonia Arrobas y Pérez, sin lugar a dudas la alumna más importante, por su significación histórica, que ha pasado por el hoy Instituto de Educación Secundaria "La Rábida" y la circunstancia más inmediata de nuestra Antonia fue el Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Huelva en el curso de 1870 a 1871.


Por desgracia, sabemos poco de Antonia Arrobas y Pérez. Apenas su filiación contenida en su partida de bautismo y lo que podemos inferir de los documentos de su Expediente académico personal, conservado en magnífico estado en el Archivo histórico del instituto. La información se cierra con un conjunto de breves publicados en La Región Extremeña que dan cuenta de la enfermedad, la muerte y el entierro de Antonia Arrobas, publicados entre los días 15 y 24 de noviembre de 1895 que, gentilmente, me pasa Paco Romero, actual vicedirector del IES La Rábida.


LOS HECHOS


El 13 de junio de 1871 Antonia Arrobas y Pérez, natural de Talavera la Real, provincia de Badajoz, de 13 años de edad, hace su Examen de Ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Huelva, debiendo responder a tres cuestiones: unas "Preguntas de Gramática castellana", una "Operación aritmética" y un "Periodo o sentencia escrita al dictado". La hoja del examen, casi con toda seguridad, mandada a la imprenta en años anteriores contenía como primera cuestión unas "Preguntas de Doctrina cristiana" que los examinadores, con elegancia, obturan con un trazo ondulado que se cruza sobre sí mismo.


Este día 13 de junio de 1871 es una jornada crucial para el instituto y para la historia de la educación en España. De ser un paso decisivo en cualquier muchacho adolescente —toda vez que con este rito de paso se da inicio a la segunda enseñanza y, a su vez, a la posibilidad de realizar en un futuro los estudios universitarios, con la consiguiente elección de un destino vital y profesional — la decisión, en esos momentos valiente y extraordinaria, de Antonia Arrobas es un paso de gigante por cuanto está abriendo las puertas de la educación media y superior a todas las mujeres españolas(1).


Si el 13 de junio de 1871 es el cénit de esta historia, sus primeros pasos debieron darse en el mes de marzo, pues el día 15 el director del instituto, Don Horacio Bel remite una instancia de Antonia Arrobas al Director General de Instrucción Pública, que debe pasar para su conocimiento, informe y trámite por el rector de la Universidad de Sevilla de quien dependía orgánica y administrativamente el centro de Huelva, y en la que ésta solicita "que se le dé validez a los estudios de segunda enseñanza que tiene hechos y a los que pudiera continuar”.


Horacio Bel, siguiendo indicaciones del rector, pasa a redactar un informe favorable a tal petición y con toda rotundidad afirma:


"que si bien la actual legislación no se autoriza, al menos de manera explícita, a las jóvenes para cursar académicamente ninguna asignatura de la 2ª enseñanza, es muy probable que el objeto del legislador no haya sido imposibilitar a la mujer, por creerla incapaz de adquirir conocimientos científicos y literarios, puesto que le permite dedicarse a maestras y matronas, sino más bien evitar los inconvenientes de reunir en una sola clase jóvenes de ambos sexos o tener que montar doble número de institutos para que estuviesen con la debida separación. Pero esto que se corresponde y es natural en la época en que la asistencia a las aulas era obligatoria, carece por completo de razón de ser en la presente, en que solo la sanción del examen basta para dar validez a los estudios privados; así que no sólo encuentro justa la petición de la exponente y natural que se acceda a ella, sino que creo que una orden general que permitiera a las jóvenes probar en los institutos los estudios privados, ejercería saludable influencia en la sociedad, por cuanto despertaría el deseo de ilustrarse en la mujer, cuya buena educación es un poderoso elemento de felicidad para las naciones". Expediente de Antonia Arrobas y Pérez. Oficio n° 22, 15 de marzo de 1871, al Sr. Rector de la Universidad de Sevilla, informando sobre la instancia de doña Antonia Arrobas y Pérez. Archivo Histórico del Instituto La Rábida.


El 10 de junio recibe el director Bel un oficio del rector de la Universidad de Sevilla, don Federico de Castro, en el que traslada la Orden de la Dirección General de Instrucción Pública, dada en Madrid el 27 de mayo de 1871, donde se dan instrucciones precisas sobre la solicitud de Antonia Arrobas:


"«En vista de lo informado por el Director del Inst° de Huelva y el Rector de la Universidad de Sevilla acerca de una instancia de Da Antonia Arrobas, en solicitud de que se dé valor académico a los estudios que ha hecho y piensa hacer de los correspondientes al periodo de segunda enseñanza; teniendo en cuenta que se puede acceder a los deseos de la interesada sin contravenir la legislación vigente porque dada la libertad de enseñanza y la de asistir o no a las clases, no hay obstáculo que pueda oponerse a la práctica de derecho que la recurrente solicita; que por otra parte, aún prescindiendo de los ejemplos análogos y en gran manera honrosos que nuestra Universidad de Alcalá y otras nos ofrecen de mujeres graduadas que han sido lumbreras de las Ciencias y de las Letras y gloria de su patria, lo que ni por ley se prohíbe ni repugna al buen sentido debe considerarse lícito, la Dirección gral. de Instrucción Pública ha acordado que, sin dar una disposición general que acaso pudiera chocar en el estado de nuestras costumbres, se haga presente a Vd. para que así se lo comunique al Director del Instituto de Huelva y a la interesada, que ésta tiene el derecho a lo que solicita, previos los requisitos que la legislación vigente exige a los alumnos de 2ª enseñanza>. Y lo traslado a Vd. para su conocimiento, el de la interesada y efectos consiguientes. Dios guarde a Vd. Sevilla, 9 de junio de 1871. Federico de Castro". Al margen: "Huelva, 10 de junio de 1871. Trasládese a la interesada. Bel"'. Expediente de Antonia Arrobas y Pérez. Oficio del rector de la Universidad de Sevilla, trasladando orden del Director General de Instrucción Pública". Expediente de Antonia Arrobas y Pérez. Orden del 27 de mayo de 1871 del Ilmo. Director Gral. de Instrucción Pública. Archivo Histórico del Instituto La Rábida.


A nadie se le escapa la importancia de esta Orden de la D. General de Instrucción Pública del Ministerio de Fomento. Orden que no alcanza la amplitud solicitada por Horacio Bel, imaginamos que, en sintonía con Federico de Castro, de aprobar "una orden general" que permitiera que las jóvenes pudieran dar validez legal a sus estudios domésticos.


La autoridad política y académica no se atrevió a dar ese paso por "si pudiera chocar con el estado de nuestras costumbres", pero sí abrió, con la autorización que se le concede a Antonia Arrobas al reconocer el derecho que le ampara a examinarse, la puerta a todas las otras mujeres que, después de este 13 de junio de 1871, reclamaron con toda justicia el mismo trato que Antonia. La Orden del 27 de mayo provocó un efecto "cascada" o "dominó" que obligó a la Dirección General de Instrucción Pública a dictar otras similares por haber creado jurisprudencia(2) la solicitud presentada en el Instituto de Huelva.


El 12 de junio, dos días después del "trasládese a la interesada" firmado por el director del instituto, se recibe una instancia de Antonia Arrobas en la que pide "ser admitida en el examen de ingreso" y "si este fuera aprobado al examen de primer curso de Latín y Castellano", previo pago de la matrícula correspondiente.


Este último documento será, a la postre, decisivo para la correcta comprensión histórica de lo que se estaba viviendo esos días en el instituto. La clave la encontramos en una postdata que dice "Me consta la verdad de cuanto la interesada manifiesta en la anterior solicitud. Joaquín Sama".


Esta adenda nos va a permitir la intelección de la circunstancia vital de nuestra alumna y su comprensión en los distintos contextos en los que se desenvolvió su vida en ese año clave en la historia de la educación en España. Sama atestigua la veracidad de lo manifestado por Antonia y es él mismo quien, de su puño y letra, redacta esta instancia. Cotejados documentos autógrafos de su Expediente personal, no podemos albergar ninguna duda de lo que estamos sosteniendo. Vamos comprendiendo por qué Antonia Arrobas y Pérez, natural de Talavera la Real, provincia de Badajoz, pide realizar su examen de ingreso en el Instituto de Huelva. La lógica de las cosas habría apuntado a efectuar tal solicitud en el Instituto de Badajoz, fundado en 1845, y situado a menos de 30 kilómetros del domicilio familiar de la solicitante. Más tarde daremos cumplida cuenta de esta relación y de sus circunstancias.


El día 13 de junio paga la interesada la cantidad de 15 pesetas de gastos de matrícula como alumna libre, realiza el examen de ingreso con la calificación de aprobado y el 20 de junio de 1871firman los tres miembros del tribunal (Fayula, Monís y Freyre) la papeleta correspondiente a la asignatura de "Primer año de Latín y Castellano" con la calificación de aprobado, poniendo punto y final a la vinculación educativa de Antonia Arrobas y Pérez y el Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Huelva.


LA CIRCUNSTANCIA FAMILIAR: ANTONIA ARROBAS Y SU PARENTESCO CON JOAQUIN SAMA


Sin la adenda que hemos comentado hubiera sido casi imposible situar a nuestra alumna en una circunstancia precisa. Difícil es explicar cómo una adolescente de 13 años, de Talavera la Real, decide ir a Huelva para hacer su examen de ingreso; y ésa sería la cruda realidad, pues en su expediente no hay ningún dato de filiación.


Con la firma de Joaquín Sama todo se aclara. Sama nace en San Vicente de Alcántara en el año 1840. Estudia Derecho y Filosofía en la Universidad de Sevilla y los datos lo sitúan en su pueblo entre los años 1866 y 1869 donde ejerce como abogado, como profesor en su propio "Establecimiento de latinidades", siendo, además, Juez municipal y alcalde de San Vicente.


Joaquín Sama Vinagre.
Fotografía gentileza de su biznieto Joaquín Sama Naharro 


Según me cuenta su bisnieto, el psiquiatra cordobés Joaquín Sama Naharro, su bisabuelo contrae matrimonio con Antonia Pérez Corzo, natural de Talavera la Real e hija de José Pérez Tienza y de Isabel María Corzo, a principios de 1869.


Por su parte, Antonia de Jesús Arrobas y Pérez, según la partida de nacimiento que me enviaron Mari Nieves Arrobas y su hijo Pablo Sánchez Arrobas, posibles parientes de Antonia, nacida en Talavera la Real el 17 de enero de 1858, es hija de Juan Arrobas (hijo de Agustín Arrobas y María del Pilar Pérez) y de María Gracia Pérez Corzo (hija de José Pérez Tienza y de Isabel María Corzo).


La circunstancia familiar está ya determinada: Antonia es sobrina carnal de la esposa de Sama, Antonia Pérez Corzo. Entendemos entonces su desplazamiento a Huelva, en compañía de sus tíos en cuya casa residiría los días que pasó en la ciudad, siendo también más que probable que fuese su tío Joaquín el profesor que la preparó para superar ese rito de paso, hasta entonces vedado a la mujer. Sama apenas llevaba un año en Huelva, ganada en oposición la catedra de Psicología, Lógica y Filosofía Moral del instituto tomó posesión el 31 de agosto de 1870, siendo el curso de 1870-1871 su primer curso en el centro.


Ambas familias pertenecían a la pequeña burguesía comercial e industrial de San Vicente de Alcántara y Talavera la Real, poblaciones distantes unos 110 km. En la muy útil Relación alfabética por apellidos de la Contribución de Badajoz de 1852 elaborada por el Equipo de trabajo de GenExtremadura(3) encontramos los datos correspondientes a José Pérez Tienza, abuelo materno de Antonia Arrobas, que contribuye como "vecino" y como "industrial de comercio", al poseer un horno de tejas. Por su parte Agustín Arrobas, abuelo paterno, contribuye como "vecino". En la partida de bautismo de Antonia se indica que su padre es "carpintero".


Juan Sama Arce, de San Vicente de Alcántara, padre de Joaquín, posee propiedades en las calles Santa Ana y Puertita de esa localidad, contribuyendo también como "industrial y de comercio" al ser "sangrador".


EL INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA DE LA PROVINCIA DE HUELVA EN EL CURSO DE 1870-71


El instituto al que llegan Joaquín Sama y su sobrina Antonia Arrobas unos meses más tarde es ya un centro consolidado, que enfila su decimoquinto curso. Instituto errante hasta la construcción de su sede definitiva en las laderas de El Conquero, hoy en feliz proceso de rehabilitación, está ubicado por esas fechas en la segunda de sus sedes: después de estar desde su creación en el año 1856 en el Convento de San Francisco, pasa en el 1865 a la calle de El Puerto, en unas casas en torno a la ermita de Saltés, aquí permanecerá hasta el año 1872, año de su traslado al Convento de la Merced.


Ha tenido dos directores hasta este curso, don Vicente Rodríguez García (1856-1866), catedrático de Geografía e Historia y años más tarde de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, ciudad a la que se traslada para ocupar la cátedra de Psicología, Lógica y Filosofía Moral en su instituto de segunda enseñanza y el presbítero José M. Rosado y Cambriles, quien toma posesión de su cargo en mayo de 1867, ocupando la dirección hasta la mitad del segundo trimestre de este curso de 1870-1871, pues es destituido el 22 de febrero de

1871. Rosado terminará su carrera académica en el Instituto de la Habana, siendo también miembro de la Academia de Ciencias de esa ciudad. En nuestra tierra enseñó Latín y Griego, en Cuba fue catedrático de Historia Natural.


Desde septiembre de 1868 el instituto vive, como toda la nación, momentos de agitación, esperanzas y reformas y también preocupación por el encaje de las nuevas maneras educativas que el claustro apoya decididamente. En estos meses presiden el gobierno Provisional Juan Prim, Juan Bautista Topete, Práxedes Mateo Sagasta y Francisco Serrano Domínguez sucesivamente. Estarán a cargo de la política educativa al frente del Ministerio de Fomento José de Echegaray y Manuel Ruiz Zorilla en su segundo ministerio, pues ya ocupó esa cartera en el primer año del sexenio.


Las herramientas transformadoras de las políticas educativas, y de lo que se vivirá en este año en nuestro instituto, son, además de la Constitución de 1869, la de la Libertades, los Decretos de 21 y 25 de octubre de 1868 en los que se establecen la libertad de cátedra, de métodos educativos y de uso de libros de texto y la libertad para crear centros de enseñanza de cualquier tipo y legislando también una nueva organización de la Segunda Enseñanza y de las facultades universitarias.


La rigidez académica desaparece con la rúbrica de estos decretos, de tal forma que cada alumno podrá elegir la duración de sus estudios de segunda enseñanza, el método a seguir (con Latín o sin Latín), podrá asistir o no a las clases, pudiendo refrendar en los institutos los estudios domésticos o privados que haya podido hacer. La primera modalidad exigía cursar nueve asignaturas, una de ellas bianual (Gramática latina y castellana) y, tras ser aprobadas, se estaba en disposición de solicitar el grado de Bachiller en Artes, la segunda modalidad exigía la superación de dieciocho materias, recibiendo después el grado de Bachiller.


El Instituto de Huelva es de los pocos de España que ofrecen las dos modalidades de estudio, aunque casi la totalidad del alumnado elegirá la modalidad del Latín, necesario para cursar las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. Los profesores no tendrán la obligación de usar un libro de texto determinado, eligiendo el más conforme a sus ideas, pudiendo optar, sin más requisitos, por sus explicaciones. De los once profesores que forman el claustro, todo menos Sama optan por un libro de texto en la modalidad con Latín, en la otra modalidad, la mayoría de ellos elige impartir docencia con explicaciones.


La matrícula de este curso alcanza el número de 153: 94 alumnos de enseñanza oficial y 58 alumnos y, por primera vez en la historia de la educación española, una alumna de enseñanza libre, y un total de 421 matrículas en las distintas disciplinas. 5 alumnos obtienen el grado de Bachiller en Artes.


Sama llega a un instituto donde la presencia del krausismo es muy significativa casi desde su creación. Su primer director Vicente Rodríguez García tiene claras simpatías por la corriente de pensamiento que injerta en nuestra tierra, desde Alemania, Julián Sanz del Río. Don Joaquín gana la cátedra que ocupó, como sustituto, su maestro Federico de Castro y Fernández, desde el 9 de abril de 1859 al 3 de julio de 1861.


La presencia de Federico de Castro en Huelva fue breve, pero muy intensa(4). Se ocupó de la cátedra de Psicología, Lógica y Filosofía Moral, procedente de igual puesto en el Instituto de Logroño, y, por necesidades del servicio, también impartió clases de Griego y Latín, además de ser bibliotecario del centro. En su estancia onubense defendió su Tesis doctoral (junio de 1860) y ganó la cátedra de Metafísica de la Universidad de Sevilla (1861).


En estos años huelvanos nace su vinculación como maestro de dos de los alumnos más brillantes de la institución onubense y adscritos al krausismo: nos referimos a Antonio López Muñoz y a José Sánchez-Mora Domínguez, estudiantes entre los años 1858 y 1864. En el año de la fundación, estudió en sus aulas el triguereño Fernando Belmonte y Clemente. Los tres forman como una especie de trinidad krausista onubense, reforzada más tarde en Sevilla, cuando cursan en su universidad las asignaturas impartidas por Castro y colaboran con don Federico en muchos de sus proyectos.


El krausismo llega a su máximo apogeo e influencia en el Sexenio revolucionario, después de haber padecido persecución en la llamada primera cuestión universitaria en 1866 y las críticas acérrimas y demoledoras del pensamiento reaccionario neocatólico desde el año 1857, personificadas en la figura de Orti y Lara. El golpe mayor lo recibirá el krausismo español, y el catolicismo liberal, con la publicación de la encíclica del Papa Pio IX Quanta Cura y el documento Syllabus el 8 de diciembre de 1864 donde se denuncian todos los errores de la modernidad. El 20 de septiembre de 1865 el Ideal de la Humanidad para la vida, adaptación que Sanz del Río hace de la obra de Krause es incluido en el Indice de libros prohibidos.


Pero ahora el momento es otro: la revolución de Septiembre encumbra al krausismo y deposita en sus hombres la orientación de la política educativa de la nación. Sus manos se dejan sentir en los preámbulos de los decretos de octubre que traen la libertad de enseñanza y las reformas de la segunda enseñanza y de la universidad. Fernando de Castro, amigo de Sanz del Río, es nombrado Rector de la Universidad de Madrid, y Sanz del Río decano de la Facultad de Filosofía y Letras.


Se fundan en estos años las dos revistas de orientación krausista que contribuirán de manera decisiva a la difusión de los postulados del racionalismo armónico, del libre examen de la verdad y del reformismo educativo en España, así como se emprende la traducción de la obra de Krause y de algunos de sus discípulos europeos: Federico de Castro y Antonio Machado Núñez fundan en Sevilla la Revista Mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias (1869-1874) y la Universidad de Madrid publica su famoso Boletín-Revista de la Universidad de Madrid (1869-1870). En las páginas de ambas publicaciones estamparán su firma muchos de los protagonistas que han ido apareciendo en estas líneas.


Y es esta circunstancia nacional y regional la que nos ayuda a comprender la importancia crucial de este curso "mágico" de 1870 a 1871, sin duda, el año de mayor trascendencia histórica de nuestro instituto, por sus aportaciones decisivas a la historia de la educación en España. El claustro de Huelva está en perfecta sintonía con lo que se piensa, se escribe, se legisla y se hace en Madrid y en Sevilla y es capaz de plantear soluciones audaces y absolutamente novedosas para resolver muchas de las cuestiones planteadas en esos órganos de pensamiento como la universalización de la enseñanza primaria, la reforma de la segunda enseñanza y su extensión a una mayor población y su concepción de la misma como verdadera formadora de "hombres", la educación de la mujer, la defensa de su dignidad, la educación de las clases trabajadoras y la formación de adultos...


El Instituto de Huelva pone en marcha la Escuela Libre Profesional, inaugurada en diciembre de 1870, pero precedida, desde el curso de 1868-69 por unas clases gratuitas de Algebra y Aritmética para adultos y en horario de tarde/noche, impartidas por don Antonio García Suárez en las dependencias del centro y costeadas por la Diputación Provincial. El Claustro aprobó en septiembre de 1869 la autorización de esos estudios y el nombre de la misma (5).


El 14 de abril de 1871, tras la destitución de Rosado y Cambriles(6), se reúne el claustro de profesores, y en votación secreta elige a Horacio Bel y Román como director del instituto. Trasladado el resultado de la votación a la superioridad, el Rey Amadeo nombra director a Don Horacio.


El 13 de junio de 1871 Antonia Arrobas y Pérez hace su examen de ingreso y se examina como alumna libre del primer año de Latín y Castellano, culminando así unas gestiones iniciadas en el mes de marzo de este año.


Estos tres acontecimientos están, desde una perspectiva intelectual, en consonancia con las tesis krausistas de la continua perfectibilidad del ser humano en las distintas esferas de la vida, tal como defiende una filosofía de la Historia y de la educación, típicamente ilustradas, y que se sitúa en el punto medio entre la reacción y la revolución, en la reforma permanente y en marcha hacia el ideal de la humanidad, siendo la educación la herramienta privilegiada para la conquista de tal fin.


En este año eclosionan líneas de fuerza que se venían gestando desde la fundación del instituto, algunas de ellas de apariencia insignificante, pero que nos indican la dirección de esta historia. Por ejemplo, los libros de textos elegidos por el profesorado o el arsenal intelectual que se ha ido acumulando en la biblioteca. Aunque sea de manera somera, entreabramos esas puertas.


Los textos usados para las asignaturas de contenido filosófico o histórico nos señalan tendencias ideológicas que definen al claustro. Vicente Rodríguez García, primer director, como sabemos, y catedrático de Historia y Federico de Castro que se encargan durante años de la asignatura de 5° curso del Plan Moyano "Psicología, Lógica y Ética" optan por el texto de los catedráticos de los institutos del Noviciado (más tarde Cardenal Cisneros) y de San Isidro de Madrid Rey Heredia y P.F. Monlau(7), de orientación kantiana, muy alejados de los planteamientos de los textos de Orti y Lara, encarnación del tomismo hispánico, quien pide una restauración del pensamiento escolástico y la denuncia de los errores de la modernidad.


Los textos de las distintas asignaturas de Historia ("Historia general y particular de España" de tercer curso hasta la reforma de 1868 e "Historia Universal", "Historia de España", "Historia antigua" e "Historia media y moderna" con posterioridad a esa fecha) están copados por hombres ilustres de la escuela krausista de dos generaciones distintas. Fernando de Castro, rector de la Universidad de Madrid y académico de número de la Real Academia de la Historia está presente en todos estos años y en distintas asignaturas y Manuel Merelo y Calvo, catedrático de Historia del Instituto de Noviciado, diputado en Cortes en el sexenio revolucionario y Director General de Instrucción Pública en el ministerio de José Echegaray que aparece, por primera vez, en el curso 1870-71.


La biblioteca del instituto ratifica la tesis de la presencia krausista de la que hablamos. No podemos olvidar que Federico de Casto fue su bibliotecario durante su estancia en Huelva, periodo en el que la biblioteca casi duplica su dotación, pasando de 230 a 425 libros. El primer texto que llega al instituto de Sanz del Río, en el curso 1858-59, es su traducción de la obra de Gr. Weber Compendio de la Historia universal, en cuatro volúmenes y que don Julián aumenta, anota y completa en correspondencia con el historiador alemán.


En el curso 1859-60 asistimos a una verdadera eclosión de títulos del idealismo alemán encargados, imaginamos, por Federico de Castro en su primer curso en Huelva. Se adquieren los siguientes títulos: El sistema de filosofía; Metafísica. Primera parte, análisis de Julián Sanz del Río, Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio de I. Kant, De la destination du savant y La doctrina de la ciencia de Fichte, El sistema del idealismo trascendental de Schelling y Lógica subjetiva de Hegel. Se compran, también, la Historia de la filosofía de A. H. Ritter y la Historia profana general y particular de España, de Fernando de Castro.


En los cursos 1862-63 y 1863-64 se adquieren cuatro y una obras de Guillaume Tiberghien, profesor de la Universidad Libre de Bruselas y hombre clave para entender la difusión del krausismo en España e Hispanoamérica: Esquise de philosophie morale, La Science de l'Ame, Etudes sur la religion, Disertation sur l'infini y La generation des connaisances humaines.


La llegada de textos krausistas no se para aquí, seguirá en años posteriores que están más allá de este artículo; señalamos el año 1871-72 en los que llegan dos ejemplares de El ideal de la Humanidad para la vida y libros de Ahrens...


Para ir finalizando este epígrafe, y completar el conocimiento de las circunstancias del instituto, queremos señalar algunos aspectos institucionales y personales dignos de interés. Nos referimos al ambiente de cordialidad y camaradería que se vive entre el profesorado del centro, apoyando los nuevos aires de reforma y transformación que llegan a la nación y a las aulas, sin ignorar los nuevos problemas que surgen con la nueva estructuración de la educación y el mal uso que se le puede dar a la libertad de enseñanza.


El claustro actúa como una piña en apoyo de los acontecimientos que venimos narrando, tanto en la elección de Bel, las felicitaciones que se hacen a Antonia Arrobas por su gesto lleno de valor y dignidad y por el apoyo constante, jubiloso y desinteresado que se le dará a la Escuela Libre Profesional durante los cuatro cursos que estuvo funcionando.


La conexión institucional entre el instituto, el rector de la Universidad de Sevilla y la Dirección General de Instrucción Pública es manifiesta. Las tres instituciones respiran los mismos aires filosóficos y los mismos deseos de transformación de la realidad española a través de la educación. Esta simpatía no es sólo institucional, sino que debió ser personal, al menos, en la conexión Instituto de Huelva-Universidad de Sevilla pues, al fin y al cabo, el rector Federico de Castro conocía bien nuestra ciudad, el instituto del que fue profesor y mantenía una relación discipular profunda con el que fuera su alumno en la Hispalense y colaborador en algunos de sus proyectos como la Revista Mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias en la que Joaquín Sama participó con artículos y traducciones.


Para Sama el apoyo a su sobrina Antonia Arrobas debía estar "en la naturaleza de las cosas" y, no sólo, en las razones sentimentales o de parentesco — que también —. Así hay una coherencia vital y filosófica al apoyar la decisión de su sobrina con lo que será su trayectoria, una vez separado de la enseñanza publica por una desacertada y arbitraria decisión gubernamental, en la Institución Libre de Enseñanza, en la que será hombre decisivo y de la máxima confianza de Francisco Giner de los Ríos. Un somero repaso de sus artículos publicados en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza ratifica lo que sostenemos(8) o su papel como profesor de la Escuela Normal Central de Maestras, pues la mujer tiene derecho a "ser educada en las mismas condiciones que el hombre". Lo mismo cabría decir de su apoyo a la Escuela Libre Profesional de Huelva.


Este apoyo a los derechos de la mujer que Sama demuestra en este año en nuestro instituto y que será una constante en su obra está en continuidad con lo defendido por Fernando de Castro, máximo exponente dentro del krausismo español en la defensa del derecho de las mujeres a la educación. Así en su famoso Discurso de apertura del curso académico de 1868 a 1869 sostiene el rector:


"De este modo, dignos y respetables Comprofesores, seremos fieles a nuestra vocación, reanudaremos las glorias de nuestra enseñanza con las de aquellos tiempos memorables en que, notadlo bien, mujeres tan célebres como las hijas del Conde de Tendilla se distinguían por su saber, y en que Doña Lucía de Medrano y Doña Francisca de Lebrija regentaban públicamente cátedras en Salamanca y Alcalá; pudiendo levantar altiva nuestra frente y evocar sin rubor los manes de los Vives, Luises, Montanos y Brocenses, para anunciarles que LA CIENCIA EN NUESTRA PATRIA ES LIBRE" (9).


Fernando de Castro será un infatigable luchador en pos de estos derechos y a él se deben iniciativas tan importantes como las Conferencias dominicales para la educación de la mujer (1869), el Ateneo Artístico y Literario de Señoras (1869) o la Asociación para la enseñanza de la mujer (1871).


Desde el instituto se tuvo plena conciencia histórica de la importancia del acontecimiento —como venimos analizando— que se estaba viviendo en el último trimestre del curso 1870-71. Así en la inauguración oficial del curso 1871-72, momento en que se lee la Memoria del curso anterior, dice el vicedirector del centro José Gallego de la Paz:


"Entre los datos estadísticos que se refieren a los alumnos examinados, hay uno que merece especialísima mención, porque él solo forma, en mi concepto, una página gloriosa en la historia de nuestra escuela. Entre los alumnos examinados y aprobados como de enseñanza libre, figura una alumna, Doña Antonia Arrobas y Pérez. Esta joven solicitó de la Dirección de este Instituto que se le incohara (sic) expediente en que pudiera consignarse la aprobación de los estudios que tenía hechos ya, y en adelante pensaba hacer de la segunda enseñanza. Informada la solicitud por el Director de escuela y el Sr. Rector del Distrito Universitario, la Dirección de Instrucción Pública dio sobre el caso la resolución siguiente (...).


Con esta autorización, y después de haber sufrido el examen de ingreso y cumplido con las demás prescripciones de la ley, Doña Antonia Arrobas se examinó del primer curso de Latín y Castellano, mereciendo la calificación de aprobada. Acontecimientos de esta índole no necesitan comentarios que los realcen ante vuestra ilustración: todos sabéis que la prensa periódica nacional y extranjera, las revistas científicas y literarias (...) los hombres que en las naciones cultas han ejercido alguna influencia en el ramo de la pública instrucción (...) todos han reconocido que uno de los más eficaces medios para concluir con la mayor parte de los males que aquejan a la humanidad en nuestros tiempos, es proporcionar a la mujer instituciones que levanten su sentido moral y mejoren sus condiciones materiales para la vida"(10)


FINAL. ÚLTIMAS NOTICIAS DE ANTONIA ARROBAS


Las últimas noticias que tenemos de Antonia son, como ya anticipamos, las de su enfermedad, muerte y entierro. Nos llegan a través de tres breves del periódico republicano La Región Extremeña(11), de Badajoz:


El primero publicado el 15 de noviembre de 1896 y en la Sección regional dice así:


"Al entrar en máquina el presente número hemos sabido que se halla gravemente enferma, en San Vicente de Alcántara, la señora doña Antonia Arrobas Pérez, esposa de nuestro amigo D. Demetrio Sama.

Dios quiera que lejos de tener la enfermedad un triste desenlace, como es de temer, recobre la salud aquella señora”.


El segundo breve, con fecha de 21 de noviembre de 1896, dice:


"Ayer, después de estar en máquina nuestro último número, recibimos un telegrama de San Vicente, comunicándonos la triste noticia de que a las diez y media de la noche del 19, falleció en aquella localidad la señora Antonia Arrobas Pérez, esposa de nuestro querido amigo D. Demetrio Sama Cepeda.

La referida señora, que atesoraba grandes virtudes, era de un carácter afabilísimo, merced al cual conquistaba pronto la simpatía de todas las personas que tenían el gusto de tratarla.

Unióse hace unos dos años con su primo D. Demetrio Sama, y puede decirse que aún estaban en plena luna de miel. Eran muy felices, pues ambos tenían los mismos gustos e idéntico era su carácter.

Habían formado el propósito de trasladar su residencia, en un plazo relativamente corto, a esta ciudad; pero la muerte ha venido a impedir la realización de aquel plan, que satisfacía los vivos deseos de la finada.

La señora doña Antonia Arrobas Pérez era sobrina carnal de nuestro amigo don José Pérez Corzo, alcalde de Talavera la Real, de la respetable viuda de don Joaquín Sama y de la esposa de D. Faustino Naharro.

Al viudo, D. Demetrio Sama Cepeda, y a toda la familia de la finada, enviamos el más sentido pésame por la desgracia que les aflige".


El último artículo, publicado también en la Sección regional el día 24 de noviembre, es una carta enviada desde San Vicente por Antonio Cornejo.


"Carta de San Vicente. 20 noviembre 1896. Señor director de La Región Extremeña. Badajoz.

Muy señor mío: a las cuatro de la tarde de hoy se verificó el entierro de la señora doña Antonia

Arrobas (q. e. p. d.), esposa que fue en vida de mi querido amigo D. Demetrio Sama.

Fue una verdadera manifestación de duelo, pues a pesar de ser un día en el que todos se encontraban en sus quehaceres, a la hora referida encontrábase la calle de Cervantes completamente atestada de personas que iban a pagar el último tributo a la finada.

De la citada calle salió el féretro, y como el paso tenía que ser por la plaza de Joaquín Sama, en ésta se hizo una parada, siguiendo el acompañamiento por la calle Ercilla, y tomando la carretera, se verificó la última parada ante la verja del cementerio civil.

A la entrada cogieron el ataúd los señores Demetrio Sama, Santos, Valentín y Arrobas; el primero, esposo de la finada; el segundo, hermano del que a los veintitrés meses ha experimentado el más profundo dolor; el tercero, hijo del inolvidable D. Joaquín (que allí está sepultado también), y el último, primo de aquella que era todo bondad; y los cuatro depositaron el féretro en la hoya.

El duelo fue despedido en el cementerio.

De V. afmo s. s. q. b. s. m., Antonio Cornejo".


Poco más podemos añadir. Sí algún dato de la filiación del esposo que me proporciona nuestro corresponsal cordobés, el psiquiatra Joaquín Sama Naharro, bisnieto de Joaquín Sama y Vinagre y nieto de Valentín Sama Pérez, uno de los portadores del féretro.


Juan Domingo Demetrio Sama Cepeda, nacido el 22 de diciembre de 1858 y fallecido el 19 de enero de 1928, es hijo de un hermano de Joaquín Sama, Pedro Sama y Vinagre, médico de profesión y de Teresa Cepeda Cid de Rivera, naturales de San Vicente de Alcántara. Demetrio Sama, medico como su padre, volvió a casarse con Jacoba Burgos Martín. Fue alcalde de Sn Vicente en 1905-1906.


Demetrio Sama Cepeda es, pues, sobrino carnal de Joaquín Sama; recordemos que Antonia Arrobas era sobrina carnal de su mujer, Antonia Pérez Corzo. Luego con este matrimonio se unieron de nuevo, en una generación posterior, las estirpes de los Sama y los Pérez.

La edad de los contrayentes del matrimonio es tardía para la época, pues ambos tenían ya 36 años. El enterramiento en el cementerio civil era frecuente en personas vinculadas con el krausismo.


Nos resta, como investigadores, la tarea de dar cuenta de la vida de Antonia Arrobas, colmando de sentido su trayectoria vital desde su estancia en Huelva hasta los años anteriores a su fallecimiento.


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(1) En las últimas décadas han dado cuenta de este acontecimiento Consuelo Flecha (“Las primeras alumnas del instituto de Segunda Enseñanza de Sevilla”, en IB San Isidoro. Estudios y recuerdos del sesquicentenario de su creación, edición de Antonio Herrera García. Sevilla: 1995, pp. 194-195), Antonio Correa (“Las primeras alumnas en el Instituto de Segunda Enseñanza de Huelva”, en Pasado, presente y futuro de la Educación Secundaria en España, editado por Mari Nieves Gómez, Sevilla: Kronos, 1996, pp. 123-134 y Juana María Macías “La educación. Poderoso elemento de felicidad que no se le debería negar a nadie”, pp. 319-325, Ana Sánchez Villalba “Joaquín Sama y Vinagre (1840-1895). Filósofo y pedagogo”, pp. 177-198, J. C. de Lara, “Historia del Instituto La Rábida de Huelva”, pp. 333- 114 y Jesús Hurtado “Las alumnas del Instituto General y Técnico de Huelva (1893-1934). Una propuesta de investigación sobre género y educación”, pp. 137-156, en el libro El Instituto La Rábida. 150 años de educación y cultura en Huelva, Huelva: Diputación Provincial/ Fundación El Monte, 2007, vol. 1, de cuya edición me encargué. En todas esas contribuciones se narran los hechos, se da cuenta de su importancia simbólica, pero no se relacionan con el contexto filosófico del instituto, impregnado de krausismo casi desde su fundación con la presencia de Federico de Castro, ni tampoco se vislumbra la relación personal de Antonia Arrobas con Joaquín Sama. De estas cuestiones di primera noticia en el año 2010 en “Antonia Arrobas y Pérez: una historia casi privada del krausismo español”, publicado en la Revista de Talavera la Real y en la entrevista que me hizo RNE/R1 en el programa “Esto me suena. Las tardes del ciudadano García” el 9 de enero de 2015. De 2015 es la contribución de Marta Villafaina y Antonio Pantoja “La mujer en el sistema educativo liberal en España: el caso de Antonia Arrobas y Pérez”, (en Una enseñanza de las Ciencias Sociales para el futuro, edición de Hernández Carretero, Ana y otros. Cáceres: U. de Extremadura, 2015, pp. 1031-1037) donde se da cuenta del contexto político y educativo de esos años en torno a la Gloriosa, se cita el texto de Juana María Macías, pero nada se dice de la relación de Antonia con Sama y con el krausismo. Por su parte, Agustina Díaz-Guerra y Margarita Fernández pusieron en marcha en el curso 2009-2010 el blog antoniarrobasblogspot.com. En este curso, sesquicentenario del examen de Antonia Arrobas, Paco Romero, vicedirector del instituto, ha creado el blog antoniaarrobas.blogspot.com, donde se puede encontrar abundante material de trabajo. 


(2) Se acude a su ejemplo cuando, desde otras provincias, se solicita el acceso a la Segunda Enseñanza como en los casos de María Maseras y Rivera (1871), Clara Costea y Franco (1872) y Elena Rodríguez Castiñeira (1873).

(3) http://cuadernos.hispagen.es/ejemplares/Relacion%20alfabetica.pdf. Consultado el 1-V-2021.


(4) Se puede consultar para más detalles, mi “Federico de Castro, un hombre en la encrucijada de la vida”, en González Márquez, Juan Antonio (ed.). El Instituto La Rábida. 150 años de educación y cultura en Huelva, Huelva: Diputación Provincial/Fundación El Monte, 2007, vol.1, pp. 161-175.


(5) José M. Rosado y Cambriles, director del instituto, da cuenta el 1 de octubre de 1869, del impacto en nuestra provincia de la declaración de la libertad de enseñanza: “Tengo la satisfacción de manifestar en este solemne acto el desarrollo de la enseñanza en la provincia de Huelva. A favor de la libertad se han abierto clases de varias asignaturas en los pueblos más importantes de la provincia. En esta capital, y en virtud del Decreto de 26 de diciembre último, el claustro de este instituto autorizó a D. Antonio García Suárez para abrir clase gratuita, en que durante las primeras horas de la noche explica los conocimientos importantes de Aritmética y álgebra. Esta clase, subvencionada por la Excma. Diputación Provincial, ha estado bastante concurrida y en ella se ha observado el mayor orden. Así mismo, y en virtud del expresado Decreto, este claustro, llevado siempre de su amor a la enseñanza, acordó en septiembre último autorizar la apertura de un nuevo centro de enseñanza, que bajo el nombre de <Escuela libre-profesional> explique las asignaturas que se propone durante las primeras horas de la noche, utilizando para ello las clases, gabinetes, biblioteca del instituto. La Escuela libre, por su escogido profesorado y por la importancia de las carreras que establece, es digna de toda simpatía y protección. Por último, se ha establecido en esta capital un Colegio de primera y segunda enseñanza y preparatorio para carreras especiales, que dirige el catedrático Bel y Román”. En Memoria del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Huelva, leída el día 1 de octubre de 1869 en la solemne apertura del curso de 1869 a 1870, por su director y catedrático Don José M. Rosado. Huelva: Imprenta de la Viuda de Gálvez e hijos, 1870, pp. 12-13. Las carreras u oficios, según la Memoria del año siguiente, son: Maestros de obras y aparejadores, Agrimensores y peritos tasadores, Pilotos, Peritos de minas y Peritos vinícolas o capataces de bodega. Además, se explicarían otras asignaturas de Instrucción primaria, Industrias varias y clases de idiomas. El discurso de Inauguración leído por Horacio Bel en diciembre de 1870 se puede consultar en


(6) Esta destitución, pensamos, se explica más por el cambio de gobierno en Madrid, que, por desavenencias de Rosado con la nueva situación, de la que era ferviente partidario. Sí pudo pesar en la misma las licencias solicitadas por Rosado, posiblemente para terminar su Licenciatura en Ciencias en la Universidad de Sevilla, incompatibles con la dirección diaria de un instituto. 


(7) Véase el muy recomendable artículo de Natividad Araque y Carmen Rodríguez “Cien años de enseñanza de la Filosofía en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid (1837-1936)”. Revista Complutense de Educación. Vol. 22, no 1 (2011), pp. 47-67.


(8) Véanse el citado artículo de Ana Sánchez Villalba, el de Emilia Domínguez Rodríguez “Joaquín Sama: pedagogo reformista”, Historia de la Educación, vol. XIV-XV (1995-96), pp. 333-349, o el libro de Jorge Cáceres-Muñoz La Institución Libre de Enseñanza y Extremadura. Caminos de regeneración pedagógica. Salamanca: FahrenHouse, 2019, especialmente las páginas dedicadas a Sama (80-105). 


(9) “Discurso en la solemne apertura del curso académico de 1868 a 1869 por el rector y catedrático de la Universidad Central D. Fernando de Castro”. Boletín- Revista de la Universidad de Madrid. Tomo I, número 1 (10 de enero de 1869), p. 27. No se le escapará al lector la similitud del texto de Castro con la Orden de la D. Gral. de Instrucción Pública, referida a Antonia Arrobas, recogida páginas arriba.


(10) Memoria leída por D. José Gallego de la Paz, vicedirector y catedrático del Instituto de provincia de 2a enseñanza de Huelva, en el acto de inauguración del curso académico de 1871 a 1872. Huelva: Imp. De la Viuda de Gálvez e hijos, 1872, p. 12-13. 


(11) Consultable en:

https://prensahistorica.mcu.es/es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=3659&anyo=1896 

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