31 octubre 2023

Antonia Arrobas. Una página gloriosa en la historia de la educación en España

Antonia Arrobas y Pérez

Una página gloriosa en la historia de la educación en España 

de Francisco José Romero Montilla

Vicedirector y profesor de geografía e historia del IES La Rábida (Huelva)


(Artículo publicado en la Revista de la Feria de Talavera la Real en septiembre de 2021)

 

 

El 18 de junio del presente año el instituto La Rábida de Huelva cumplió uno de los objetivos que se había planteado con motivo de la celebración del 150 aniversario del paso de Antonia Arrobas y Pérez por nuestro centro educativo, y era visitar la localidad natal de nuestra alumna más ilustre, Talavera la Real.

 

Desde el momento que nos planteamos celebrar este aniversario quisimos contar con la colaboración del Ayuntamiento de Talavera la Real. Y la complicidad, tanto con su alcaldesa, Manuela Sancho Cortés, como con el resto de la corporación municipal, sin olvidarnos de la magnífica colaboración con María José Acedo, gestora cultural del municipio, es algo por lo que estaremos siempre agradecidos, y en especial por la acogida de aquel viernes de junio en el que inauguramos la nomenclatura de la avenida Antonia Arrobas y Pérez así como la exposición conmemorativa. Una fecha que quedará grabada en la larga historia de nuestro instituto.

 

Francisco José Romero Montilla

Y es que ninguna otra localidad española puede decir con orgullo que tenga entre sus vecinas más ilustres a la primera mujer que accedió a los estudios de secundaria en España, y lo hizo en el año 1871, en el centro de enseñanza secundaria de Huelva, hoy conocido como Instituto La Rábida. Ya en el año 2010, en esta misma revista de la Feria de Talavera la Real, nuestro compañero, Juan Antonio González Márquez, quien ha sido durante muchos años profesor de filosofía en nuestro centro, escribió un artículo sobre Antonia Arrobas, del que salen muchos de los datos aquí recogidos.

 

Si tuviésemos la capacidad de viajar al pasado, podríamos comprobar como era la situación de la mujer en el siglo XIX, relegada a un segundo plano. Su papel estaba limitado a la esfera doméstica, teniendo prohibido el acceso a los estudios de segunda enseñanza, lo que le da a este hito en la educación española una mayor relevancia. Y es que, el hecho de que una joven de 13 años de Talavera La Real diera ese paso tan trascendente nos sorprende por la valentía y el arrojo que demuestra.

 

Pero Antonia Arrobas contó con ayuda. Nada de esto hubiese sido posible sin la participación de Joaquín Sama y Vinagre, quien era profesor de filosofía en el instituto de Huelva desde 1870, natural de San Vicente de Alcántara y asiduo a la localidad de Talavera la Real, donde su familia tenía una finca, que curiosamente se encontraba cercana a donde hoy se sitúa la nueva avenida Antonia Arrobas y Pérez. Durante esas largas estancias en la residencia familiar talaverana, Joaquín Sama conoció a Antonia Pérez, tía de Antonia Arrobas, con quien contrajo matrimonio, pasando a forma parte de una de las familias más pudientes de Talavera.

 

Nuestra Antonia Arrobas había nacido el 17 de enero de 1858, hija de Juan Arrobas y María de Gracia Pérez, también naturales de Talavera la Real. Fue bautizada en la parroquia de Nuestra Señora de Gracia. Nace en el seno de una familia acomodada, lo que facilitó su formación académica, en la que participó también su tío, Joaquín Sama.

 

A los trece años, en 1871, es cuando decide acceder a los estudios de segunda enseñanza, y asesorada por su tío presenta la solicitud en el centro educativo de Huelva, donde él trabajaba, como así aparece reflejado en su expediente académico que se guarda en el archivo del instituto. Gracias a esta documentación conocemos los motivos que esgrimió para conseguir que aceptaran su ingreso, así como a otros personajes que fueron también protagonistas de esta historia, como es el caso de Horacio Bel, quien fuera director del instituto, y Federico de Castro, el rector de la Universidad de Sevilla en esos años. Ambos tramitaron favorablemente la solicitud de Antonia Arrobas y aprovecharon sus escritos para lanzar un alegato en favor de la incorporación de la mujer al sistema educativo en condiciones de igualdad.

 

Sin la conjunción de estos tres personajes, Joaquín Sama, Horacio Bel y Federico de Castro, este paso no hubiese sido posible. Y es que la defensa de la tolerancia académica y la libertad que demuestran sus escritos son claramente un reflejo de la corriente krausista, doctrina que había calado en España con fuerza, y que tuvo precisamente a Federico de Castro y a Joaquín Sama como dos de sus máximos exponentes, siendo el primero maestro del segundo. Corriente ideológica que impregnó al claustro del instituto de Huelva en aquellos años, y que permitió que Antonia Arrobas abriera el camino a muchas mujeres que en los cursos siguientes accedieron a centros de secundaria y a la universidad, como fue el caso de la catalana María Elena Masera, la que fuera primera mujer universitaria en España, que siguió los pasos de nuestra joven talaverana.




Y es que la ley educativa de ese momento no contemplaba la presencialidad de las mujeres en los institutos, ya que en todo momento el texto legal hacía referencia a los alumnos, dejando fuera al género femenino, por lo que Antonia Arrobas se acogió a una artimaña, no solicitando estudiar presencialmente, sino la validación de sus estudios privados mediante el examen de certificación de enseñanzas medias. De esta manera, pudo completar el examen de ingreso y acceder a la educación secundaria. Este procedimiento creó la jurisprudencia necesaria para que María Elena Masera y Rivera (1871), Clara Costea y Franco (1872) y Elena Rodríguez Castiñeira (1873) siguieran el camino iniciado por Antonia.

 

El profesorado del instituto de Huelva desde el primer momento supo que se encontraban ante un acontecimiento extraordinario, ante un hecho histórico en la educación de este país, y así lo recogía José Gallego de la Paz, vicedirector del centro, en la memoria del curso 1871-1872, quien lo definía como “una página gloriosa de la historia de nuestra escuela”. En ese documento no sólo felicitaban a Antonia Arrobas por dar ese paso tan importante, también se hacía una defensa de una reforma educativa que permitiera a las mujeres acceder en igualdad: “que tan necesario es se generalice en nuestra España”.

 

El paso de Antonia Arrobas por nuestro centro, a nivel documental, finaliza el 20 de junio de 1871, con el certificado de notas de las primeras asignaturas de las que se examina, Latín y Lengua Castellana, obteniendo la calificación de aprobada. Y es en ese momento cuando perdemos la pista de la joven. No sabemos si continuó los estudios, si llegó a matricularse en la universidad, lo que abre un abanico de posibilidades para investigar sobre ella.

 

En diciembre del año pasado pudimos consultar un artículo de la página web www.talaveraconv.com que hacía referencia a unos recortes de prensa extremeña que hablaban de Antonia Arrobas. Eran del año 1896, y no traían buenas noticias. Estos artículos del mes de noviembre del periódico “La Región Extremeña” recogían la grave enfermedad que padecía Antonia y su fallecimiento, y nos daban algunos datos más sobre su vida, como que estaba casada con Demetrio Sama, sobrino también de Joaquín Sama, y que vivía en San Vicente de Alcántara. En el último de estos artículos se hace un relato de como fue el funeral de Antonia Arrobas, del recorrido que realizó el féretro y de como se hizo una parada camino del cementerio en la plaza que San Vicente de Alcántara había dedicado a su tío, Joaquín Sama y Vinagre, como homenaje a quien tanto hizo por ella para que fuese protagonista de una pagina gloriosa en la historia de la educación en España.




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