MEMORIA 1871

UNA PÁGINA GLORIOSA

El acceso de Antonia Arrobas a la enseñanza secundaria tiene un valor que trascienden los muros del instituto La Rábida de Huelva, que supuso un gran avance para las generaciones de mujeres que siguieron los pasos de esta alumna extremeña. Pero el reconocimiento de ser un hecho trascendente ya se lo dieron en el momento que se estaba produciendo en 1871, y así lo recogieron en la Memoria del curso 1871-1872, donde se daba repaso a todo lo acontecido en el centro durante el curso anterior.


La Memoria fue leída por el Vicedirector del instituto, José Gallego de la Paz, y en la que se incluía el siguiente texto:

“Entre los datos estadísticos que se refieren a los alumnos examinados, hay uno que merece especialísima mención, porque él solo forma, en mi concepto, una página gloriosa de la historia de nuestra escuela. Entre los alumnos examinados y aprobados como de enseñanza libre, figura una alumna, Doña Antonia Arrobas y Pérez. Esta joven solicitó de la Dirección de este Instituto que se le incoara expediente en que pudiera consignarse la aprobación de los estudios que tenía hechos ya, y en adelante pensaba hacer de la segunda enseñanza. Informada la solicitud por el Director de escuela y el Sr. Rector del Distrito Universitario, la Dirección de Instrucción Pública dio sobre el caso la resolución siguiente: «En vista de lo informado por el Director del Instituto de Huelva y el Rector de la Universidad de Sevilla acerca de una instancia de Doña Antonia Arrobas en solicitud de que se de valor académico a los estudios que ha hecho y piensa hacer de los correspondientes a la segunda enseñanza; teniendo en cuenta que se puede acceder a los deseos de la interesada sin contravenir a la legislación vigente, porque, dada la libertad de enseñanza y de asistir o no a las clases, no hay obstáculo que pueda oponerse a la práctica del derecho que la recurrente solicita; que por otra parte, aun prescindiendo de los ejemplos análogos y en gran manera luminoso que nuestra Universidad de Alcalá y otros nos ofrecen de mujeres graduadas que han sido lumbrera de las ciencias y letras y gloria de su patria, lo que ni por leyes se prohíbe ni repugna al buen sentido, debe considerarse lícito, la Dirección general de Instrucción Pública ha acordado, sin dar una disposición general que acaso pudiera chocar en el estado de nuestras costumbres, se haga presente á V.S. para que así lo comunique al Director del Instituto de Huelva y a la interesada, que esta tiene derecho a lo que solicita, previos los requisitos que la legislación exige a los alumnos de segunda enseñanza.»

Con esta autorización, y después de haber sufrido el examen de ingreso y cumplido con las demás prescripciones de la ley, Doña Antonia Arrobas se examinó del primer curso de Latín y Castellano, mereciendo la calificación de aprobada. Acontecimientos de esta índole no necesitan comentarios que los realcen ante vuestra ilustración: todos sabéis que la prensa periódica nacional y extranjera, las revistas científicas y literarias de todos los países ilustrados, los hombres que en las naciones cultas han ejercido alguna influencia en el ramo de la pública instrucción, y cuantas personas en fin en algo se interesan por la felicidad material y progreso intelectual de su patria; todos han reconocido que uno de los más eficaces medios para concluir con la mayor parte de los males que quejan a la humanidad en nuestros tiempos, es proporcionar a la mujer instituciones que levanten su sentido moral y mejoren sus condiciones materiales para la vida.

No temáis, pues, que yo os moleste ahora encareciendo la necesidad que en nuestra amada patria hay, como ya lo hizo patente el acreditado Bolentín-Revista de la Universidad de Madrid, del establecer hasta en la última aldea verdaderas escuelas de niñas; de mejorar la instrucción de estas dándoles, sobre todo, una buena dirección práctica y moral; de promover el planteamiento de instituciones que tengan por objeto educar a la mujer; de instituir desde luego centros en los cuales se facilite a la mujer el estudio de la segunda enseñanza y de aplicación; no temáis tampoco que canse vuestra benevolencia acentuando la necesidad que tienen las presentes generaciones de servir al derecho, a la justicia y a los fines de la Providencia Divina, haciendo que el sexo femenino, mediante la educación y la instrucción, adquiera el rango intelectual de que es capaz, la elevación de sentimientos de que es susceptible, y la dignidad moral que en sus acciones puede desplegar, me contentaré con dar desde este sitio, y en nombre de la humanidad y la patria agradecidas, el mas cordial parabién a todos los que directa o indirectamente se interesan por modificar la presente situación de la mujer; y con enviar mis mas cumplidas felicitaciones a Doña Antonia Arrobas por la noble aspiración que hoy ostenta, y que tan necesario es se generalice en nuestra España.”









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